Aprovechando el E3 de este año, Microsoft ha dado a conocer la Xbox One X, una consola que hasta ahora conocíamos con el nombre en clave de Proyecto Scorpio y que llega con la intención de traer el 4K al mundo de las consolas. Os contamos algunos detalles a falta de saber si Microsoft podrá o no cumplir con su objetivo.
Un hardware 100% AMD con arquitecturas nuevas y antiguas.
Microsoft no ha revelado nada especialmente nuevo respecto de lo que ya sabíamos, ya que el procesador utilizado en la Xbox One X será silicio compuesto por 8 núcleos Jaguar con una potencia bastante justa (es lo que tiene la optimización) y una GPU similar a una RX 480 (2304 SP) compuesta por GPU 2560 Stream Processors a una frecuencia de 1172 MHz con un un ancho de banda de 326 GB/s y la notable cantidad de 12 GB de memoria RAM GDDR5, de los cuales, 9 GB se dedicarán en exclusiva a los juegos.
Xbox One X: mucha retrocompatibilidad.
Uno de los aspectos más interesantes de la Xbox One X será su retrocompatibilidad, ya que integra Windows 10 y la misma arquitectura que las consolas anteriores (incluida la Xbox original), por lo que podremos utilizar tanto los periféricos como los accesorios y juegos de la Xbox 360, los cuales lucirán con una mayor calidad, al igual que ocurre con la PlayStation 4 Pro. Se trata de un elemento que el propio Phil Spencer se ha encargado de anunciar, y que despertó muy buenas sensaciones entre los asistentes.
La Xbox One X llegará al mercado en algún momento del año por confirmar con un catálogo aún desconocido, por lo que por ahora solo hemos podido verla en acción con el juego “Crimson Skies: High Road to Revenge”. Eso sí, parece que el catalogo total superará los 380 juegos, lo cual no está nada mal. Su precio será de 499 dólares, bastante atractivo si de verdad consiguen optimizar el 4K. Estaremos atentos.
